No quiero pensar en que te has ido a pesar del vacío que has dejado; quiero sólo ver que te has dormido y que despertar del sueño has olvidado.
No quiero pensar en la tristeza ni en el dolor en que me has sumido: quiero disfrutar de la belleza que sólo con tenerte he tenido.
Para tus hijos fuiste el gran pilar en el que siempre pudimos apoyarnos. Infundiste en nosotros tu bondad y tuviste siempre tiempo para amarnos.
Para tu esposo, modelo y ejemplar, pues él nunca ha dejado de adorarte y tú sabes que aunque no vuelvas más jamás por ello él podrá olvidarte.
Para tus nietos fuiste la razón de un tierno amor, que con amor culmina y siempre sentirán en su interior la voz amiga de su fiel «mamina».
¡No te has ido, aquí siempre estarás dispuesta a intervenir para ayudarnos y en ese «cielo» un sitio nos harás para que un día volvamos a encontrarnos.
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